LA COLUMNA DE DIMAS: ¡MI VIEJA!




Con enorme emoción estoy viendo el rescate de los 33 mineros chilenos. Felicitaciones al gobierno Piñera que asumió como corresponde su responsabilidad pública. Ejemplo a seguir.

Y en esas imágenes de felicidad y fe, dos cualidades que iluminaron el largo camino tras el desastre aparece la imagen de mi madre, en las vísperas de su día en la Argentina.

El tercer domingo de octubre es una exclusividad albiceleste.

Trajinando países y sus historias descubrirnos que las primeras celebraciones del Día de la Madre se remontan al antigua Grecia, donde se le rendían honores a Rea, la madre de los dioses Zeus, Poseidón y Hades.

El segundo domingo de mayo parece el día mas optado. Es el DÍA DE LA MADRE en Alemania, Australia, Austria, Bélgica (excepto Amberes), Brasil, Chile, China, Canadá, Colombia, Croacia, Cuba, Dinamarca, Ecuador, EEUU, Estonia, Filipinas, Finlandia, Grecia, Holanda, Honduras, Italia, Japón, Letonia, Liechtenstein, Nueva Zelanda, Perú, Puerto Rico, República Checa, Suiza, Taiwan, Turquía, Ucrania, Uruguay , Venezuela, entre otros.

Los primeros cristianos transformaron estas celebraciones en honor a la Virgen María, la madre de Jesús. En el santoral católico el 8 de diciembre se celebra la fiesta de la Inmaculada Concepción, fecha que se mantiene en la celebración del Día de la Madre en algunos países como Panamá.

El moderno Día de la Madre fue creado por Julia Ward Howe, en 1870, originalmente como un día de madres por la paz, que luego devino en un día para cada familia en honor a su madre y se ha convertido en una fiesta en muchos lugares del mundo.

Para todos los argentinos que vivimos en el exterior el DÍA DE LA MADRE fue, es y será el tercer domingo de octubre.

El tráfico telefónico, internet y Skype este domingo explotara de comunicaciones vibrantes, sinceras llenas de emociones y abrazo cibernéticos.

No faltarán los amargados que comentaran que “es una fiesta comercial”, y los que caerán en el infaltable “el día de las madres son todos los días”, a fin de zafar y negarse una jornada de amor inolvidable.

Yo desde acá, evoco a mi vieja Oliva. Que como siempre está guiándome desde el cielo.

Incluyo con letras de oro a mi esposa Herminia y a mi hija Soledad, también orgullosas madres.

Este domingo los que tienen a su madre cerca, visítenla.

Una flor y un rezo en los cementerios para las que reposan allí.

Los que están distantes. Llamadito tempranero.

El regalo es lo de menos. Lo que les interesa a las madres, es la presencia, el recuerdo, el beso amoroso de sus hijos.

Volveremos en breve siempre pensando en grande. Dándole también espacio a las emociones.

DIMAS J PETTINEROLI

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