MALA COSTUMBRE…
Hay hechos que “merecen” cierta notoriedad. Pero que alguno sea tapa invariable de los medios, día tras día, parece, casi, algo como “a propósito”. ¿O no?.
Mal educados ha habido en todos los tiempos. Los hubo quienes respondían a cierto medio influyente y por eso “estaban creídos” que debían prevalecer, de cualquier manera, en toda circunstancia; burlándose, incluso, de quienes “llegaban” desde los nuevos medios alternativos. Alguna vez, esos mismos, dejaron de estar en aquel lugar periodístico que parecía conferirle no pocos privilegios.
Eran esos mismos que, al presentarse, debían decir su nombre y apellido y agregar, sin que nadie se lo preguntase, “de…”, citando claro el medio que los enviaba. Eran tiempos, también, en que alguno de ellos, apelaba a una ayuda memoria para hacer un reportaje; y aunque algún interrogante quedara sin respuesta, seguían con la pregunta siguiente, que estaba asociada a la que no le contestaban. Pero como tenía escrito qué preguntar, igual la hacía.
Cambiaron las épocas; cambiaron algunas cosas para bien. Pero algunos, que se fueron del medio influyente (al que nadie le decía que no), se llevaron consigo las malas costumbres.
Y, lamentablemente, los malos hábitos, rara vez se cambian.
Lo apreciamos este pasado jueves (25). Un camarógrafo, máquina en mano, y llegando tarde, no pidió siquiera permiso, para ubicarse delante de quienes estuvieron a tiempo. ¿Con qué derecho?. ¡Estaba trabajando!, apuntó alguien, después. Claro, ¡nosotros habíamos ido “de paseo”!. La mala educación, lamentablemente, no se corrige con el paso de los años. Es una cuestión “cultural”, diría alguno. ¿O de falta de cultura?, acaso.
Mal educados ha habido en todos los tiempos. Los hubo quienes respondían a cierto medio influyente y por eso “estaban creídos” que debían prevalecer, de cualquier manera, en toda circunstancia; burlándose, incluso, de quienes “llegaban” desde los nuevos medios alternativos. Alguna vez, esos mismos, dejaron de estar en aquel lugar periodístico que parecía conferirle no pocos privilegios.
Eran esos mismos que, al presentarse, debían decir su nombre y apellido y agregar, sin que nadie se lo preguntase, “de…”, citando claro el medio que los enviaba. Eran tiempos, también, en que alguno de ellos, apelaba a una ayuda memoria para hacer un reportaje; y aunque algún interrogante quedara sin respuesta, seguían con la pregunta siguiente, que estaba asociada a la que no le contestaban. Pero como tenía escrito qué preguntar, igual la hacía.
Cambiaron las épocas; cambiaron algunas cosas para bien. Pero algunos, que se fueron del medio influyente (al que nadie le decía que no), se llevaron consigo las malas costumbres.
Y, lamentablemente, los malos hábitos, rara vez se cambian.
Lo apreciamos este pasado jueves (25). Un camarógrafo, máquina en mano, y llegando tarde, no pidió siquiera permiso, para ubicarse delante de quienes estuvieron a tiempo. ¿Con qué derecho?. ¡Estaba trabajando!, apuntó alguien, después. Claro, ¡nosotros habíamos ido “de paseo”!. La mala educación, lamentablemente, no se corrige con el paso de los años. Es una cuestión “cultural”, diría alguno. ¿O de falta de cultura?, acaso.
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