DE LO QUE SE DICE, MUY FUERA DE LO REAL…
Que los archivos no mienten... O mejor dicho, desmienten los
párrafos “más estudiados” para hacer que la gente crea lo que no es, es casi
una verdad de “Perogrullo”, aunque éste poco tenga que ver.
Hace unos pocos días, el “no diario” de la ciudad (apenas eso,
después que se lo titulara como dueño periodístico del ¡¡¡sur argentino!!!,
nada menos), anunció que cancela sus salidas de los días lunes, como antes
restringió sus ediciones de martes a viernes, con el margen de beneficio que
eso implica para los que, desde otros tiempos, han sido lectores de sus
páginas.
Dijo, una especie de editorial del sábado 30 de marzo, que
el pasquín tercerizaba su impresión (como lo han hecho otros, explicaban, “La
Nación” incluso), metidos un tanto en la que parece ser (no lo negamos) la
mecánica del momento, cuando los sitios digitales (no el de ellos, obvio)
acaparan la máxima atención, por la prontitud en desplegar comentarios e
informaciones.
La entrega de este sábado (6), desmiente un tanto eso de la
tercerización –ir hacia la impresión en plantas de uso unificado– ya que señala
que su entrega de 32 páginas numeradas de corrido está impresa en sus talleres
propios, de calle Rodríguez 55, según lo
indica en su página 24.
Casi está de más decir que se ha cambiado el formato,
achicándolo nuevamente y dejando de lado el tabloide clásico, después de décadas
en el tipo sábana. Con estas modificaciones de los últimos tiempos, han querido
disimular la reducción de sus ediciones que, alguna vez –los años 60, por caso,
en que supimos ser periodistas y ejercer más de una jefatura de ese medio–
superó las 60 páginas del mayor formato y sin la todavía lejana ventaja de la
composición en frío; la computación; la facilidad del diseño y otros adelantos
propios de la nueva tecnología.
De la “cantidad”, casi todo dicho. De la calidad
periodística, casi mejor no hablar. Pero algo hay que decir, al menos para
citar el paupérrimo contenido del “no diario”.
Se ha llegado a decir que el material daría margen para su lectura
durante la semana: ¿qué?.
Un dato sería suficiente: da ganas de llorar cuando se busca
algún tipo de información o comentario de la intensa actividad deportiva de la
ciudad.
No debería extrañarnos demasiado esa particularidad. Andando
los años ’80, fuimos entrevistados por un cronista, en nuestra condición de
funcionario a cargo de la Dirección de Deporte de la Municipalidad de Bahía
Blanca (sin dejar de lado el periodismo).
El titular de la nota aludía a si se justificaba tener en la
comuna una repartición que se ocupara del deporte, lo cual ponía de manifiesto
la intencionalidad aviesa del reportaje, publicado, además, en un día en que el
pasquín no fue distribuido por una medida de fuerza de los canillitas.
Ignorar el deporte demuestra muy poco criterio, aunque es
fácil deducir que se privilegian aquellos temas (el gremial, por ejemplo) que
tienen financiamiento publicitario institucional.
La sección dominical pone énfasis en los anuncios que los
editores consideran positivos, aunque bueno sería repasar cuántas buenas nuevas
dadas a conocer entre las tasas y el café llegaron a convertirse en realidad o
fueron el listado de las frustraciones.
Que finalmente la pobreza de cada edición (sólo 2 en cada
semana) genere atención en la mesa de discusión de los grandes temas es algo
que ni siquiera está por verse. Autobombo, muy poco creíble…
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