EN EL DÍA DE SANTA CLARA DE ASÍS

Sobre una distinción anual a periodistas.

Este jueves (11), en éste como en todos los años, el santoral de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana marca que es el día de la festividad de Santa Clara de Asís. Hasta allí, seguramente, no importa nada como no sea –y se hará seguramente en los oficios de la jornada– resaltar las virtudes que la llevaron a los altares.

Queremos, no obstante, “adentrarnos”, un tanto (porque las cosas hay que decirlas alguna vez… y a quien le caiga el sayo que se lo ponga) en un tema mucho más profano, si se quiere rotularlo de alguna manera.

¿De qué hablamos?.

Vamos por partes, tomando, de la red de redes, una definición: el premio Santa Clara de Asís es una distinción de la Liga de Madres de Familia3 que galardona a medios de comunicación social y a profesionales actuantes en los mismos, que se hayan destacado por «la difusión de valores intelectuales, morales y estéticos en la promoción y defensa de la dignidad de la vida humana, el matrimonio, la familia, la educación y la cultura».

A eso pretendíamos referirnos, aun sin desechar la posibilidad de que pretenda encasillarse lo que apuntamos, en algunas de las ramas de la comunicación de la que los menos advertidos pretendan excluirnos.

Sabemos, simplemente por las crónicas (hayan sido éstas, gráficas, radiales o televisivas) que por estos lados hace algunos años que se entregan las estatuillas que representan a la distinción.

Por lo común (en algo podemos equivocarnos, pero no mucho)  y por lo general, la Liga Arquidiocesana de Madres de Familia (que por su extensión, “debería”, cuanto menos, “echar un vistazo a la región ha puesto “sus ojos” en gente de algunos medios en particular.

Que pueda saberse, e ignoramos en base a qué informes se selecciona a un postulante anual, nunca se ha prestado atención a algo que no sea de “notoriedad”.

No ha importado demasiado cuánto de los valores los elegidos hayan pregonado en sus notas, comentarios y reportajes.

Tampoco ha importado que se haya sido consecuente en el esfuerzo, ejerciendo el periodismo en todos los ámbitos: en la “gran ciudad” que parece acapararlo todo; en distritos vecinos; en pueblo muy chiquitos en su dimensión demográfica; e incluso en lugares apartados, donde algo (mucho, poco) se ha hecho en el inexorable paso de los años.

Por una vez, hartos ya (y seguramente esa es una “virtud” que nos excluiría) de tanto menosprecio, queremos apuntar algo.

Iniciados “oficialmente” en mayo de 1957, pero mucho antes en medios de pequeño volumen de la ciudad (los diarios vespertinos de época, por caso), hemos llegado, virtualmente, a las seis décadas de trabajo periodístico. Por si acaso, fundamentalmente, lo hicimos en la gráfica (seguimos ahora en internet), pero unos cuantos años en radio; y también, por imperceptible que haya sido, en televisión, años ha.

Exceptuando unos 15 años, que fueron desde el ’57 al ’72, en que tuvimos vinculación directa con el medio que hasta hace poco fue diario, el largo itinerario recorrido nos llevó por LU7 Radio General San Martín, LU3 Radio del Sur; y Canal 2 de BVC (cuando esta empresa hacia sus primeras incursiones aquí). Estuvimos, por un par de años, ejerciendo la jefatura de redacción de un diario patagónico, en las tierras de los sueños de Don Bosco. También lo hicimos, brevemente, en la capital neuquina.

Un altísimo porcentaje de nuestra labor, la encaramos totalmente “a riesgo”.

Hicimos Diario Villarino de Médanos (hoy vigente a 46 años de su creación); Diario Tornquist; La Noticia de Punta Alta; La Semana de Saavedra; Pregón de Ingeniero White; Semana Deportiva aquí (1974); Diálogo (con todos), también en Punta Alta; y desde el 2001, primero en papel y ahora en la web, La Trastienda de Bahía.

Tenemos señalado (y pronto se cumplirán 30 años) que consideramos nuestra más recordada alternativa personal la cobertura de la visita del Sumo Pontífice, Juan Pablo II (hoy santo) a nuestra ciudad el 7 de abril de 1987.   

Pero, a lo largo de los años, en infinidad de reseñas, comentarios y reportajes procuramos difundir todo aquello que ha tenido que ver con la excelsa misión de la iglesia y sus pastores.

No hicimos, por cierto, más que cumplir con aquello que entendíamos un servicio y casi una obligación en relación a nuestra manera de pensar y hacer.

Nunca nos postulamos (hay quienes lo hace con frecuencia) para ningún premio. Pocas semanas atrás, por vez primera, se distinguió nuestra “trayectoria” (así lo expresaron), desde el Centro de Estudios y Difusión de la Cultura Popular Argentina, en el transcurso de las Jornadas Gardelianas de junio pasado. Es un reconocimiento que agradecemos y que valoramos profundamente.

Nos queda preguntarnos, eso sí, con qué punto de referencia (no pretendemos saber quiénes son los asesores en la materia) la Liga Arquidiocesana de Madres de Familia de Bahía Blanca postula a alguien “de por aquí” para recibir el premio anual.

¿Qué 60 años no son nada?, puede ser. Nosotros los vivimos haciendo periodismo. Santa Clara de Asís, ruega por nosotros.


Luis María Serralunga 

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