ENTRETELONES
Nunca se sabe. Hemos escrito, en la edición gráfica y en el blog, sobre un complejo radial existente en la ciudad. Puede decirse, claro, que es único por estos lados. De allí su importancia. Y, además, las “marcas” que baja desde Capital Federal son lo suficientemente relevantes como para tener en cuenta su dimensión.
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En algunas ocasiones comentamos sobre algo que se aprecia como error y que sólo debería requerir un poco de atención para solucionarlo: el ingreso a la pauta publicitaria cuando se está escuchando, desde Buenos Aires, algún testimonio valioso.
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No es lo único criticable, entre muchas buenas. Y decimos esto a propósito de alguna consulta hecha, bastante tiempo atrás, sin haber obtenido –nunca- una respuesta satisfactoria. Que la merecemos, creemos, como cualquier hijo de vecino. Incluso desde el lado negativo, porque el ¡no! está, siempre, dentro de las opciones.
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El caso es que, según parece, el complejo ha recibido alguna inspección de uno de los entes recaudadores de ciertos derechos que nunca se sabe hasta dónde son procedentes. ¿Cómo les fue?. No lo sabemos a ciencia cierta, pero les generó algún aprieto.
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También supimos, a través de los “mentideros de café”, que los hay, que está demorado el traslado hacia una monumental sede, ubicada en la primera cuadra de calle Saavedra. A tal punto que lo anterior dista ya bastante de ser lo que era… y lo nuevo está en veremos. Ojalá lo resuelvan pronto, porque no deseamos, para nada, que se les complique la cosa, aunque, para ser honestos, no recibimos de su responsable la mejor atención. Simplemente, la que marca una norma de convivencia, que es la que debe primar en las relaciones humanas. Esto es, nada del otro mundo.
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Y viene un poco a cuento algo que nos ha sucedido (y nada que ver con lo anterior). Ocurrió unos meses atrás, allá por el mes de julio en un caso y un poco después en otro hecho bastante similar.
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Una productora (entendiendo por ello a gente que se dedica a elaborar, vender y difundir programas de radio, en distintas emisoras) nos convocó –excesiva “dorada de píldora” mediante- para participar de un programa institucional sobre entidades de la ciudad. Algo así como “desplegar la actualidad de los distintos sectores de Bahía Blanca”, a través de reportajes a dirigentes de sus entidades. Interesante temática, sobre la que hemos tenido experiencia propia, allá por los años ’80 (más específicamente del 84 al 89), cuando producíamos y conducíamos programas propios para LU3 Radio del Sur, móvil incluido.
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El día en que íbamos a tomar conocimiento “in situ” de qué era la propuesta, la “audición” no fue. Sin explicaciones, sólo se difundió música y del programa ni siquiera una disculpa a los oyentes.
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Como pedimos alguna aclaración se nos dio una respuesta poco convincente y se nos invitó a concurrir a la radio sede del programa al sábado siguiente. Fuimos, es cierto, más por curiosidad que por otra cosa. Y comprobamos como de la ostentosa producción declamada sólo había, nada reprochable por cierto, un promotor y locutor devenido en conductor y una dirigente (del barrio Noroeste en este caso), respondiendo preguntas sobre ese sector de la ciudad.
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Entrevista prometida mediante, nos quedamos esperando algún indicio que nunca llegó. No sabemos, sinceramente, si la producción (integrante de una serie mayor según nos habían dicho) sigue al aire o ha desaparecido. Es, sí, válidamente, una muestra de lo que es moneda corriente como práctica de productoras independientes que no se bastan a sí mismas y que, a la pasada, intentan ver cómo “enganchan” a alguien al que no le pagarán, salvo que “se produzca a sí mismo”. Y deje abierta la puerta para que algún auspiciante pase a engrosar cierta pauta.
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El otro ejemplo que viene a cuento es un poco más reciente y procede de la producción de un programa que va todos los días por una emisora local (AM), de 7 a 9. Lo conduce un locutor que supo tener vigencia, muchos años atrás, a favor de su voz, notoria para las tandas comerciales, transmisiones deportivas incluidas.
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La propuesta no fue igual a la anterior pero se le parecía bastante. Se procuraba un “panelista”, sobre temas políticos y/o deportivos, dos variantes que son eje de nuestra “revista de café” y sus blogs.
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¿Qué pasó?. Se procuraba (no desde la iniciativa original, por supuesto) un aporte periodístico (ninguna objeción que formular). Pero andando pocos contactos, se reveló que pretendían “autofinanciación” para nuestra presencia.
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¿Qué es la práctica habitual en los medios alternativos, si los hay?. Puede ser y, por otra parte, no es ninguna novedad. Ahora bien: una emisora puede “vender” espacios a algún periodista o locutor interesado en tenerlo. Que quien lo ha tomado procure prolongar ese método para sumar colaboradores, no parece un sistema muy elegante. ¡Contrate y pague!, debe ser la mecánica.
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Pero más allá de las formas, queremos apuntar, sinceramente, cómo los tiempos que corren permiten que se falte el respeto, incluso, a aquellos que tienen prestigio, avalado por toda una trayectoria que supera el medio siglo. Y quienes usan esa “metodología”, en no pocos casos, critican después los usos de los políticos. Todo dicho.
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Dos en una. Este sábado (18), vimos un excelente diálogo entre los doctores Miguel Angel Assad y Sebastián Martínez, acerca del caso Glasman, en el programa “Por Bahía”. Tanto que en el bloque que vimos, el conductor Héctor Gay apareció casi como espectador. Después, se les “chispoteó” una publicidad ya vencida, que anunciaba el reestreno del Teatro Municipal (4 y 5 de octubre). Claro que después se vieron imágenes de ese acontecimiento, como si una cosa tuviera que ver con otra. Y eso sirvió como justificativo para la “gaffe” anterior.
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De radio, una novedad. Volvió “Parrandeando”, o lo que es igual, el programa del “muñeco de la noche”. Lo hace Bocha Del Cero, por FM Emociones, 96,5. Va de lunes a viernes, de 22 a la medianoche. Por su contenido, entre palabras y buena música, es interesante para escuchar. A Don Bocha le deseamos toda la suerte.
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Y en materia de cosas escritas, un breve apunte para una publicación que no necesita mayor promoción pero sobre la cual es bueno valorar su contenido. Nos referimos a “Familia Cooperativa”. Puntualmente está todos los primeros de mes en la amplísima boca de distribución que suponen los locales de la “empresa de los propios consumidores”, como suele identificarse la entidad que edita la revista. Pasa el tiempo y sigue vigente.
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En algunas ocasiones comentamos sobre algo que se aprecia como error y que sólo debería requerir un poco de atención para solucionarlo: el ingreso a la pauta publicitaria cuando se está escuchando, desde Buenos Aires, algún testimonio valioso.
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No es lo único criticable, entre muchas buenas. Y decimos esto a propósito de alguna consulta hecha, bastante tiempo atrás, sin haber obtenido –nunca- una respuesta satisfactoria. Que la merecemos, creemos, como cualquier hijo de vecino. Incluso desde el lado negativo, porque el ¡no! está, siempre, dentro de las opciones.
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El caso es que, según parece, el complejo ha recibido alguna inspección de uno de los entes recaudadores de ciertos derechos que nunca se sabe hasta dónde son procedentes. ¿Cómo les fue?. No lo sabemos a ciencia cierta, pero les generó algún aprieto.
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También supimos, a través de los “mentideros de café”, que los hay, que está demorado el traslado hacia una monumental sede, ubicada en la primera cuadra de calle Saavedra. A tal punto que lo anterior dista ya bastante de ser lo que era… y lo nuevo está en veremos. Ojalá lo resuelvan pronto, porque no deseamos, para nada, que se les complique la cosa, aunque, para ser honestos, no recibimos de su responsable la mejor atención. Simplemente, la que marca una norma de convivencia, que es la que debe primar en las relaciones humanas. Esto es, nada del otro mundo.
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Y viene un poco a cuento algo que nos ha sucedido (y nada que ver con lo anterior). Ocurrió unos meses atrás, allá por el mes de julio en un caso y un poco después en otro hecho bastante similar.
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Una productora (entendiendo por ello a gente que se dedica a elaborar, vender y difundir programas de radio, en distintas emisoras) nos convocó –excesiva “dorada de píldora” mediante- para participar de un programa institucional sobre entidades de la ciudad. Algo así como “desplegar la actualidad de los distintos sectores de Bahía Blanca”, a través de reportajes a dirigentes de sus entidades. Interesante temática, sobre la que hemos tenido experiencia propia, allá por los años ’80 (más específicamente del 84 al 89), cuando producíamos y conducíamos programas propios para LU3 Radio del Sur, móvil incluido.
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El día en que íbamos a tomar conocimiento “in situ” de qué era la propuesta, la “audición” no fue. Sin explicaciones, sólo se difundió música y del programa ni siquiera una disculpa a los oyentes.
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Como pedimos alguna aclaración se nos dio una respuesta poco convincente y se nos invitó a concurrir a la radio sede del programa al sábado siguiente. Fuimos, es cierto, más por curiosidad que por otra cosa. Y comprobamos como de la ostentosa producción declamada sólo había, nada reprochable por cierto, un promotor y locutor devenido en conductor y una dirigente (del barrio Noroeste en este caso), respondiendo preguntas sobre ese sector de la ciudad.
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Entrevista prometida mediante, nos quedamos esperando algún indicio que nunca llegó. No sabemos, sinceramente, si la producción (integrante de una serie mayor según nos habían dicho) sigue al aire o ha desaparecido. Es, sí, válidamente, una muestra de lo que es moneda corriente como práctica de productoras independientes que no se bastan a sí mismas y que, a la pasada, intentan ver cómo “enganchan” a alguien al que no le pagarán, salvo que “se produzca a sí mismo”. Y deje abierta la puerta para que algún auspiciante pase a engrosar cierta pauta.
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El otro ejemplo que viene a cuento es un poco más reciente y procede de la producción de un programa que va todos los días por una emisora local (AM), de 7 a 9. Lo conduce un locutor que supo tener vigencia, muchos años atrás, a favor de su voz, notoria para las tandas comerciales, transmisiones deportivas incluidas.
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La propuesta no fue igual a la anterior pero se le parecía bastante. Se procuraba un “panelista”, sobre temas políticos y/o deportivos, dos variantes que son eje de nuestra “revista de café” y sus blogs.
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¿Qué pasó?. Se procuraba (no desde la iniciativa original, por supuesto) un aporte periodístico (ninguna objeción que formular). Pero andando pocos contactos, se reveló que pretendían “autofinanciación” para nuestra presencia.
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¿Qué es la práctica habitual en los medios alternativos, si los hay?. Puede ser y, por otra parte, no es ninguna novedad. Ahora bien: una emisora puede “vender” espacios a algún periodista o locutor interesado en tenerlo. Que quien lo ha tomado procure prolongar ese método para sumar colaboradores, no parece un sistema muy elegante. ¡Contrate y pague!, debe ser la mecánica.
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Pero más allá de las formas, queremos apuntar, sinceramente, cómo los tiempos que corren permiten que se falte el respeto, incluso, a aquellos que tienen prestigio, avalado por toda una trayectoria que supera el medio siglo. Y quienes usan esa “metodología”, en no pocos casos, critican después los usos de los políticos. Todo dicho.
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Dos en una. Este sábado (18), vimos un excelente diálogo entre los doctores Miguel Angel Assad y Sebastián Martínez, acerca del caso Glasman, en el programa “Por Bahía”. Tanto que en el bloque que vimos, el conductor Héctor Gay apareció casi como espectador. Después, se les “chispoteó” una publicidad ya vencida, que anunciaba el reestreno del Teatro Municipal (4 y 5 de octubre). Claro que después se vieron imágenes de ese acontecimiento, como si una cosa tuviera que ver con otra. Y eso sirvió como justificativo para la “gaffe” anterior.
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De radio, una novedad. Volvió “Parrandeando”, o lo que es igual, el programa del “muñeco de la noche”. Lo hace Bocha Del Cero, por FM Emociones, 96,5. Va de lunes a viernes, de 22 a la medianoche. Por su contenido, entre palabras y buena música, es interesante para escuchar. A Don Bocha le deseamos toda la suerte.
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Y en materia de cosas escritas, un breve apunte para una publicación que no necesita mayor promoción pero sobre la cual es bueno valorar su contenido. Nos referimos a “Familia Cooperativa”. Puntualmente está todos los primeros de mes en la amplísima boca de distribución que suponen los locales de la “empresa de los propios consumidores”, como suele identificarse la entidad que edita la revista. Pasa el tiempo y sigue vigente.
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